VOCES QUE CONSTRUYEN CIUDAD, RENDICIÓN DE CUENTAS 2024

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VOCES QUE CONSTRUYEN CIUDAD, RENDICIÓN DE CUENTAS 2024

“Cuando vi entrar a la alcaldesa, con la faja en su pecho y los ojos brillando, sentí que sí vale la pena seguir creyendo”, contó don Felipe Cunalata, artesano de la parroquia Huachi Chico, al concluir el acto de Rendición de Cuentas 2024 del GAD Municipalidad de Ambato.

La tarde del viernes se vistió de colores, raíces y emociones. A las 15:00 en punto, el Grupo Pueblo Kisapincha abrió el telón con un ritual ancestral cargado de simbolismo y espiritualidad. Minutos después, los pequeños artistas del Grupo Infantil de Danza Folclórica Wiñay recordaron, con su ternura, que la identidad se siembra desde la infancia.

A las 15:35, la ingeniera Diana Caiza Telenchana, alcaldesa de Ambato, ingresó a la explanada y tomó asiento en primera fila. El murmullo de la gente se tornó en silencio expectante cuando se proyectó el primer video introductorio, dando inicio formal al evento.

“Muy buenas tardes, Ambato…” Así comenzaron los presentadores, en medio de una escenografía que combinaba símbolos culturales y elementos modernos. Se explicó el proceso previo de participación ciudadana a través de mesas técnicas, en las que más de 200 moradores de diferentes sectores aportaron con sus propuestas. La Rendición de Cuentas se entendió como lo que realmente es: una construcción conjunta.

“No vine solo a escuchar, vine a ver qué tanto de nuestras propuestas del año pasado se hicieron realidad”, comentó Nancy Salazar, dirigente barrial de la ciudad.

Se entonaron las notas del Himno Nacional y, acto seguido, se proyectó el video de gestión. Durante 1 minuto y 56 segundos, imágenes de adoquinados, recuperación de plazas, mercados populares, parques infantiles, operativos de seguridad, mingas comunitarias y obras rurales recordaron a los presentes que el trabajo no ha parado ni un solo día.

“Gobernar con el pueblo en nuestro lema y es una práctica diaria”, reafirmó la presentadora. Esta frase resonó en el corazón de los asistentes, al tiempo que se leía una selección de acuerdos y saludos enviados por representantes de colectivos ciudadanos, instituciones educativas, asociaciones de comerciantes y juntas parroquiales.

Una intervención artística llena de emotividad e intensidad llenó el escenario. Con una faja simbólica en las manos, la artista transmitió la fuerza de la mujer andina, la conexión con la tierra y la sabiduría comunitaria. En ese momento, la alcaldesa Diana Caiza subió al escenario. Recibió la faja como símbolo del compromiso asumido con todos los sectores de Ambato.

“Verla ahí, firme, como mujer indígena, como madre, como líder, me hizo recordar a mi abuela que decía que una palabra vale más que un discurso”, expresó Andrea Mejía, comerciante del Mercado Modelo.

Las palabras de la alcaldesa no fueron un discurso convencional. Fueron un recorrido emocional por cada barrio, cada historia, cada logro compartido. Desde el avance de obras emblemáticas hasta los programas sociales más sensibles, su intervención hizo eco del espíritu colectivo que mueve a Ambato.

La rendición fue transmitida por medios digitales y contó con la presencia de representantes de medios de comunicación convencionales, permitiendo que ciudadanos de todos los rincones de la ciudad y del campo escuchen la voz de su máxima autoridad.

Como cierre solemne, se entonó el Himno a la Provincia de Tungurahua, seguido de un mensaje conjunto de los presentadores: “Que viva Ambato, tierra intercultural, de manos unidas y mirada al futuro.”

Una vez finalizada la parte formal, el evento continuó con una expresión artística nacida desde el corazón de la comunidad. Tal como lo expresó don Matías, agricultor del sector Quillán Loma: “Hoy nos contaron lo que se ha hecho, hoy nos invitaron a ser parte, a agradecer, a celebrar.”

El escenario se llenó de música, danza y color. Las agrupaciones locales, integradas por jóvenes, madres, y líderes barriales, ofrecieron su arte como un gesto de gratitud ciudadana a quienes han caminado junto a ellos.

Y como es tradición, llegó el momento de la Pampamesa, ese acto sagrado de compartir los frutos de la tierra. Entre risas, choclo, papas y mote, y productos de nuestra serranía la gente se unió en una gran mesa comunitaria. La palabra se hizo alimento, la gratitud se convirtió en danza, y los pueblos volvieron a agradecer con una presentación artística que cerró la jornada con fuerza y algarabía.

“No hay mejor manera de rendir cuentas que compartiendo un plato con la comunidad”, dijo llena de felicidad doña Mercedes, lideresa del sector rural.

Porque rendir cuentas es un acto de amor por nuestra tierra.

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